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Con el permiso de David Allen, me he permitido reinterpretar su método del GTD desde la perspectiva del Análisis Transaccional. Y es que como vimos en el post anterior, Procrastinación, Niño y Padre tomando el control, la Gestión de tiempos y de tareas ha de estar liderada por el Estado del Yo Adulto.
El Adulto en acción primero clarifica y define cuál es nuestro trabajo o nuestras tareas a realizar diariamente. El conocer las tareas, sus tiempos y cómo nos organizamos en el día a día, será muy importante para dar seguridad y protección a los Estados Padre y Niño y una sensación de control al Adulto. Con este equilibrio interno, desde el Estado del Yo Adulto podemos planificar posteriormente los objetivos a medio o largo plazo.
Por eso, la técnica se llama haciendo cosas, porque lo importante es lo que se hace, lo que sabes que puedes hacer, no lo que deseas o te sientes obligado a hacer. Sólo conociendo lo que hacemos podremos tener una clara perspectiva de adónde podemos llegar.
Y es importante el tiempo verbal de HACIENDO, gerundio, aquí y ahora, porque es erróneo empezar por lo que deberíamos, o tenemos que, etc., ya sabes, el Padre Crítico en estos casos solo sirve para que nuestro estrés se nos dispare.
Si no queremos que nuestras tareas importantes las maneje el Niño con sus respuestas emocionales a golpe de evasiones, excusas y ya lo haré mañanas, o nuestro estado Padre con sus prejuicios arcaicos, entonces tenemos que activar nuestro Adulto.
Allen propone 5 puntos clave para que nuestro Adulto en acción organice:
1. Recopilar: Capturamos todo lo que debemos hacer, lo que nos interesa, las tareas, las citas, etc… en una bandeja de entrada. Todo, absolutamente todo, debe llegar a esta bandeja de entrada, que llamaremos inbox, o como tareas a realizar.
2. Procesar o aclarar: es tomar conciencia de todo lo que hemos recopilado, habrá cosas que incluso no nos sirvan y tengamos que eliminar, archivar, etc.
3. Organizar: organizamos todo lo que haya resultado del aclarado anterior
4. Evaluar o reflexionar: aquí ya decidimos de entre todo lo que tenemos qué es lo que vamos a realizar y lo que no.
5. Hacer: trabajar en las tareas definidas.
La insatisfacción propia es, en general, es la causa de los problemas. Seguro que ya te has dado cuenta que cuando tú te sientes mal, todo lo externo también te parece complicado y difícil y seguramente tus relaciones con los demás también se afectaran negativamente.
Y es que, como ya sabemos los que estudiamos a las personas desde el modelo del Análisis Transaccional, tenemos un mundo interno en el que habitan unos personajes que van creando nuestro día a día: El Padre Crítico, Nutritivo, el Adulto, y los Niños (Sumiso, Rebelde y Natural). Cada uno de ellos tiene un pensamiento, un sentimiento y un comportamiento diferente. Y, a veces, luchan por ejercer su liderazgo frente al resto, causando dolor, malestar e, incluso, bloqueos.
La mayor parte de su actividad la realizan fuera de nuestra conciencia, es decir, en el inconsciente. Por eso muchísimos de nuestros comportamientos son automáticos, afortunadamente, imagina que se nos olvidara respirar!
Nuestros personajes guardan en el inconsciente patrones claros de comportamiento que la experiencia vivida y su interpretación les ha dejado como aprendizaje, estos patrones se activarán automáticamente para no tener que volver a “inventar la rueda” ante dos situaciones claras:
En este almacén inconsciente el Niño guarda también sus emociones, muy relacionadas también con las experiencias vividas y asociadas a determinados patrones guardados. El Niño se comunica siempre con señales corporales. Aprender su lenguaje es muy importante para nuestra salud física y mental.
"Adelante", le dice el alma al cuerpo, -"él no me escucha. Quizás él a ti te escuche ".
"Me enfermaré, entonces él tendrá tiempo para ti", le dijo el cuerpo al alma.
Ulrich Schaffer
¿Por qué reaccionamos a ciertas situaciones y personas como lo hacemos?
La razón radica en las experiencias almacenadas en el subconsciente. Algunas situaciones, palabras y eventos nos son familiares, como una experiencia déjà vu. Pueden recordarnos situaciones similares en el pasado. Despiertan los viejos recuerdos. Percibimos estos recuerdos como emociones indefinidas. Esta memoria de la experiencia emocional es en parte responsable de nuestro pensamiento y patrones de comportamiento actual. Por eso “intuitivamente” alguien me cae bien o mal. O un proyecto no lo veo, o sí. Nuestras emociones siempre están implicadas en nuestras decisiones. El Niño es de forma inconsciente nuestro motor motivacional.
Pero no solo tenemos un Niño Interno, tenemos también a Nuestro Padre Interno con sus creencias, mandatos, impulsores, etc. que lucha con el Niño para dirigirlo y someterlo. Nuestro equipo interno necesita un líder, un líder potente y comprensivo que conozca a su equipo y sepa motivarlo y dirigirlo hacia el mejor resultado posible en cada momento.
Y este líder es el Adulto. No podemos dar el poder del liderazgo a los Estados Padre y Niño porque tienen demasiados patrones inconscientes (ocultos) que impiden la fiabilidad y transparencia que debe caracterizar a un buen líder. El Adulto traerá al consciente determinados patrones inconscientes para actualizarlos o neutralizarlos con otros nuevos más apropiados al aquí y el ahora.
El consciente Adulto, como líder competente de nuestro equipo interno, deberá ser capaz de crear un buen clima y una convivencia armoniosa en el mundo interior. Conseguir este objetivo será nuestra riqueza interna, nuestra verdadera conquista personal.
Vivimos con nuestro equipo interno para toda la vida. Cuando nos encontramos amorosamente con nuestros Niños internos, el amor a nosotros mismos puede inspirarnos y desarrollar todo nuestro potencial. El amor propio y la autoaceptación significa aceptar y estar en una relación amorosa con todas nuestras partes, con todos miembros de nuestro equipo interno sin excepción (con sus luces y sus sombras).
Las funciones del liderazgo interno del Adulto son:
Cada víctima de abuso o agresión sexual tiene su propia experiencia personal y privada. La manera de responder a la traumática experiencia estará determinada por una multitud de factores. Sin embargo, así como encontramos patrones comunes en los agresores sexuales, también podemos encontrar respuestas comunes en las víctimas de agresión sexual. Estas son las respuestas que pueden ser experimentadas por muchas víctimas / sobrevivientes en algún momento después del ataque.
"Me siento muy indefensa. ¿Alguna vez volveré a recuperar el control y sentirme segura?
Todas las formas de agresión sexual implican una lucha de poder con la víctima. Lucha que pierde la victima quedando absolutamente derrotada e indefensa.
"Me siento muy entumecida. ¿Por qué estoy tan calmada? Por qué no puedo llorar?"
Después de una agresión sexual, muchas víctimas experimentan períodos de entumecimiento emocional. Esta es una respuesta de choque, y a menudo se malinterpreta por aquellos de su alrededor. Por ejemplo, personas no cualificadas, pueden tomar esta reacción como una prueba de que la victima está controlando la situación, que está tranquila y relativamente ilesa o incluso que se ha inventado o exagerado su experiencia de agresión sexual.
Sin embargo, el adormecimiento emocional es una reacción bastante común al trauma severo. Debería ser interpretado como la defensa de "primera línea" de la víctima contra la abrumadora realidad de quién ha sido agredido sexualmente.
"¿Fue realmente asalto sexual? Estoy bien. Todo irá bien.”
Después del impacto inicial del asalto, o incluso meses después, una víctima puede negarle a otros o a ellas mismas que han sido atacadas. Ellas tratarán de suprimir de la memoria lo que sucedió en un intento de recuperar el anterior estado de estabilidad en sus vidas La negación también juega un papel en la clasificación de los tipos de agresión sexual. Por ejemplo, algunas víctimas pueden sentir que si el agresor no la penetró no fue un asalto sexual, o alternativamente, si el delincuente no eyaculó, entonces no fue tan malo, etc.
Debe recordarse que todas las formas de acoso sexual y violación se experimentan y se consideran como agresiones y pueden tener consecuencias devastadoras para la víctima.
Los sobrevivientes de una agresión sexual a menudo experimentan problemas para dormir y / o pesadillas. Las pesadilla puede implicar revivir el asalto. Esto indica que indica que tienen problemas sin resolver con respecto al asalto, A medida que avanza la recuperación del trauma, las pesadillas o noches de insomnio pueden volverse menos frecuentes.
Los recuerdos del asalto a menudo aparecen sin esperarlos. A veces estos flashbacks serán tan vívidos que la víctima siente como si estuviera reviviendo la experiencia de asalto. Este problema psicológico no es irreversible. Es una respuesta al trauma que, al igual que las pesadillas, disminuirá a medida que los problemas se resuelven y el proceso de curación progresa.
"Siento que hice algo mal para que esto sucediera. Si yo no hubiera… "
Las víctimas de agresión sexual pueden sentir que podrían haberlo evitado actuando de manera diferente. Este tipo de reacciones a menudo están fuertemente vinculados a los prejuicios “machistas” sobre las agresiones sexuales que culpan a la víctima en lugar de al delincuente. Todos en España recordamos la Sentencia de la “minifalda” en la que un Juez llega a justificar una violación porque la víctima llevaba minifalda
El comportamiento y las reacciones de amigos, familia, policía, abogados y trabajadores sociales pueden reforzar la propia sensación de la víctima que él / ella 'provocó o facilitó”. La víctima también puede sentirse culpable por haber avergonzado a su familia y a ellos mismos al hablar de ello o informar a la policía.
Del mismo modo, si creen que podrían haber resistido con más fuerza también pueden sentirse culpables.
Esto es así, sobre todo para los sobrevivientes adultos del abuso sexual infantil que tienden a verse ellos mismos como son ahora, como adultos, en lugar de como lo fueron en el momento del abuso.
El ofensor SIEMPRE tiene la culpa, NUNCA la víctima.
Nada de lo que hace una víctima 'provoca'. Igualmente, las estrategias de la víctima para sobrevivir al asalto son estrategias para la afirmación, no para que se la condene.
"Me siento tan sucia, como si hubiera algo malo en mi ahora” ¿Cómo voy a decir que he sido violada? Qué pensará la gente de mi?
Muchas personas que han sido asaltadas sexualmente se siente intensamente avergonzadas. Se pueden sentir sucias y “marcadas de por vida”.
Esta reacción puede hacer que las víctimas eviten hablar sobre la agresión.
Hay factores de fondo cultural que pueden intensificar tales sentimientos.
"Siento que no puedo hacer nada... incluso las cosas más simples "
La experiencia de asalto expone a la víctima a la cruda realidad de que no siempre pueden protegerse ellos mismos sin importar cuánto lo intenten. La agresión sexual o acoso no es solo una invasión física de la víctima, sino también intelectual, social y emocional.
La experiencia hace que los problemas de vulnerabilidad se traigan a un primer plano, pudiendo devastar la confianza en uno mismo y generar suposiciones trágicas sobre el mundo y el lugar de la víctima en el.
"¡Siento que me estoy volviendo loco!"
Después del asalto, las emociones de la víctima pueden oscilar de intenso dolor emocional hasta un completo entumecimiento. Pueden sentirse deprimidas, inquietas o desinfladas, confundidas o terriblemente enojadas. Se pueden sentir al capricho de unas emociones sobre las que no sienten ningún control y esto puede hacerlas sentir que psicológicamente tienen problemas o se están volviendo locas.
Sin embargo, estos cambios son "normales" y comprensibles respuestas al trauma A medida que se trabaja para superar el trauma esta intensidad emocional se calmarán.
"Estoy disgustado conmigo misma, por los recuerdos. Siento simplemente que no valgo nada ".
Dado que la agresión sexual quita poder, humilla y degrada a las víctimas no es sorprendente que las víctimas a menudo experimentan baja autoestima.
"¿Cómo voy a continuar? Me siento tan cansada y sin esperanza."
Muchas víctimas de agresión sexual sufren períodos de depresión. Puede tomar la forma de inercia, miedo, ansiedad o auto odio, entumecimiento, pérdida de apetito, perturbaciones del sueño o incluir otro síntoma físico de estrés. A menudo asociado con la depresión hay una sensación de falta de sentido.
Después de una agresión sexual la autoimagen de muchas de las víctimas, sus derechos y las expectativas futuras pierden su significado, dejándolas totalmente hundidas.
"Estoy constantemente nerviosa. Me sobresalta cualquier ruido, cualquier voz enojada, cualquier movimiento puede sobresaltarme o producirme pánico "
Durante una agresión sexual, muchas víctimas temen por sus vidas. A menudo, este miedo es el resultado directo de las amenazas del agresor después del asalto.
La victima puede tener miedo de la oscuridad, estar solo o salir a la calle. Pueden experimentar miedo o angustia por la posibilidad de embarazo o haberse contagiado de una enfermedad grave o vivir con miedo de volver a encontrarse nuevamente con el agresor.
Todos estos temores son preocupaciones muy reales.
"Me siento muy tensa. Soy un manojo de nervios "
Los sobrevivientes de una agresión sexual a menudo experimentan una ansiedad severa que puede manifestarse con síntomas tales como dificultades para respirar, tensión múscular, náuseas, calambres estomacales o dolores de cabeza.
Estos síntomas pueden aliviarse gradualmente al trabajar con los problemas subyacentes al estrés, y aprender estrategias efectivas de manejo del estrés.