miércoles, 25 de mayo de 2011

RESTAURANDO VIDAS GESTALT


Todo lo que está vivo crece y se desarrolla como forma de actualización de sus potencialidades a través de un proceso complejamente dinámico. Crecemos siempre en relación a y este crecimiento tiene una connotación teleológica en cuanto que crecemos en dirección a algo; apuntamos hacia un fin.

De esta manera nuestra identidad se va con-formando a través de una discriminación dinámica del "yo" – "no-yo".

Es en relación al medio que voy creciendo; asimilando cosas es que voy decubriendome a mí mismo.

Y ello implica también una lucha por sobrevivir en las circunstancias que a cada uno de nosotros nos toca vivir.

Pero cuando bloqueamos, cuando interrumpimos ese desarrollo en cuanto que proceso natural, es cuando comienzan los problemas.

A veces puede suceder que la necesidad más apremiante en determinado momento no sea el relacionarme con, sino el alienarme a (una parte de mi ser) y esa alienación de una parte mía es la forma de cumplir con las exigencias que me demanda el mundo social. Y ello constituye el primer obstáculo a mi crecimiento personal, constituyéndose así en una zona con la cual no hago contacto y así sigo creciendo sin tener contacto con esa parte de mi ser, ajustando mi existencia a la falta de esa parte.

Pero llega un momento en la vida en que siento que esa parte alienada obstaculiza mi crecimiento, además de crearme una gestalt fija que me impide experienciar la multiplicidad. Es así como llegamos a desarrollar en exceso, a hiperdesarrollar una función para compensar a la que alieno.

Pero no podemos volver a la situación original ya que ella no existe y, además, hemos hecho un sinnúmero de cosas que me han ido convirtiendo en lo que hoy soy.

Entonces en el proceso de consulta vamos a buscar el re-conectar la parte alienada de la persona actual, lo cual va a implicar una transformación total de esa persona. Así que en cierta forma toda patología es un bloqueo energético.

La homeostasis o autorregulación organísmica es un proceso natural, permanente y dinámico de todo ser, en el cual no intervienen las funciones conscientes. Trasladado a la vida psíquica y a la vida de relación, cuando está función actúa correctamente tenemos orientación y sentido de la vida; en cambio cuando se encuentra interrumpida experimentamos tensión y nos estancamos en algún lugar.

Lo que en determinado momento necesitamos moviliza todo nuestro ser. Tenemos un proceso homeostático con el mundo y con nosotros mismos.

Otras entradas relacionadas:


Gestalt: El aquí y el ahora (Libro)

No hay comentarios: